El más
taciturno momento, curiosa parecía fijando su vista por la ventana para
desmentirse ante el resto. No pensaba exponer tanta bajeza, esa muchedumbre no
podía sospechar y miraba como corrían las luces al movimiento, nada interrumpía
tal asombro además de que por la ventana lograba observar el reflejo de cada
pasajero, le gustaba ver los rostros en plena seriedad hasta el punto de
impaciencia. O de aquellas conversaciones que no le debería de incumbir a ella
pero que, por lo cierto, ella pensaba que le servía de mucho como una lección
de todo carácter. Es decir, desde los movimientos, la vos, risa, etc. Hasta los
errores de aquellos personajes que observaba con expectación como en un teatro
en vivo. Y cuando llegaba a casa se convertía en su personaje preferido. Hoy es
Marta.
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