Etéreo. Porque
no quepo en ninguna situa-
ción, sino que, en lo
interme-
dio de ustedes dos. Sí, un día pienso,
creo estar aquí. Y luego allá
¿Será bueno
para mi salud? Respondan, amigos
míos!
Aquellos, que se sienten en mi congoja; Pe-
ro de la cual no radican a mis íntimos sen-
timientos, pues ¿no son ustedes lo que creo
ver? Si es así: por qué mienten como yo.
¡Miento! Créanme, seguro que no es así.
Lo que en verdad sucede, es que siento ser
yo y no parte de ustedes ¿Y de qué
otro “yo”pu-
edo sentir más confianza, que de mí
mismo? E-
mbrollo más o menos, aclarándoles
aún más, no
es que me sienta un “gran ser
especial” difere-
nte a toda esta manada humana, a la
vez, no
soy la escoria de todo, ni lo equiva-
lente a toda esta raza de homo sap-
iens. Y por esto
caigo en preguntar
¿entonces, qué soy?
¡Que qué soy,
Les
he dicho! ¿Qué hago aquí?
Por qué vendré a morir luego, y
no
perderé el sentido de todo hoy,
que ni
tanto es; más bien una in-
finitesimal y desinteresada his-
toria para los demás. Por eso
les digo:que
sentido hay en todo esto.O mejor,
me pregunto por qué le tomamos sentidoal
sentir, por
qué no simplemente lo sentimos,
en ves de tomarnos el juicio de aquello que
percibimos sea verdadero y pal-pable. Ento-
nces,
dejaré de preguntar por qué me
sie-
nto cómo en una farsa, un invento ex-
traño, palpablemente ficticio. Casualidad será
verme en un estante, junto con el
resto
de la creación, un juguete más de la
col-
ección ambiciosa de Dios ¿de
Dios? ¿Del
hombre, del sistema creado por el
hom-
bre? ¿De la sociedad, de lo que impone?
¿Del capitalismo? Quien sabe, hoy nos
queda ser para creer en nosotros mismos,
que somos lo único que tenemos:
lo que entregamos y demostramos ser.
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