Porque no hay nada que hacer
me sentaré un momento
y así dejar, hasta lo más primitivo.
Extenso esbozo de tranquilidad,
disfrazada de perversidad
no tan severa empero cierta,
porque aquí estoy
esperando aquello
que mi subconsciente ordena.
Crisis subordinada
ante una mente aislada,
llevándome al resto
de memoria desvanecida
entre un homólogo paisaje
color gris.
Neutralidad fría,
acogedora, llenadora,
traicionera
aunque no me miente,
sino que, es clara,
es dura.
La verdad absoluta está ante los ojos;
siempre se ve todo
que en mímesis es nada,
dentro de cada todo insignificante.
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