y el desenfreno se vuelve amigo del jolgorio,
ese soplo de entre alegría y desorden
que se apodera,
domina a la gente.
Y no soy inmune:
mientras me voy,
que el loco se quede aqui
para el placer
de hacer sonreír por mí,
y así, abandonar de mí lo más remoto.
0 comentarios:
Publicar un comentario